El presente corresponde a un resumen de la exposición del Ing. Agr. Fernando Nening sobre Manejo de pasturas y carga animal durante el día de campo organizado por Pioneros del Chaco S.A. el pasado 21 de abril. Durante muchos años fue considerado que tener una pastura de grandes volúmenes en altura era un signo de riqueza o, por lo menos, de abundancia de pasto y, por lo tanto, de forraje disponible para la hacienda. Este tipo de arquitectura en las gramíneas fue configurando que los potreros tengan una linda vista con mucho pasto en apariencia. Al ver la pastura desde la perspectiva de una persona parada, las plantas presentes en el potrero impedían ver el suelo, esto genera sensación de buena cobertura. Sin embargo, la realidad muestra que los espacios intermata (de planta a planta) eran de gran tamaño, condicionando la cobertura y oferta forrajera real. Las plantas altas propician el crecimiento en altura de las plantas vecinas, estimuladas por la competencia de luz que se ve aumentada a medida que crecen, incrementando sustancialmente la proporción de tallos, lo que ofrece una baja calidad forrajera, limitando aún más el consumo por parte del ganado. Esto además de impedir el crecimiento de los macollos latentes de la misma planta, así también la estimulación de la semilla que se encuentra en el campo para su germinación, y por ente el aumento del número de plantas en el potrero. Con esta nueva práctica la idea es reducir la cantidad biomasa que se pierde en el campo, resultado de la acumulación de grandes cantidades y tamaño de planta, sabiendo que es menos digestivo y contiene menor cantidad de proteína. Se debe achicar el tamaño de materia verde para propiciar mayor foliocidad que se traducirá en pasturas de mejor calidad y la optimización del consumo animal y obtener más plantas por metro cuadrado La estrategia es bajar los tallos al mínimo en invierno y en época de crecimiento (primavera, verano y otoño) dejar un remanente no menor a30 cm. Se debe manejar la carga de animal según disponibilidad de pastos. Lo importante no es tanto la entrada de los animales en la pastura sino más bien la salida de ella. Disminuir tamaño de las plantas, con la correspondiente reducción de los tallos, y mejorar la oferta de láminas (hojas), mejorarán la calidad nutricional en cada bocado, con una mayor digestibilidad, favoreciendo la conversión cárnica por hectárea y en consecuencia, el consumo del ganado bovino será continuo por la facilidad de transformación en alimento.
Audio: http://bit.ly/2cifca-manejo-pastura (F. Nening, especialista en pasturas – INTA)